Nuevo proyecto con el que pretenden dar respuestas a un perfil al alza en los centros: menores extranjeros no acompañados y jóvenes sin referentes familiares ni red sociocomunitaria
“El roble fuerte de hoy es sólo la bellota de ayer que arraigó en su suelo”. La frase del psicoanalista Wilhelm Reich se ha convertido en el lema que mejor define el nuevo programa en el que trabajan desde hace ya un año los profesionales del Centro de Internamiento de Menores Infractores Tierras de Oria que abrió sus puertas hace ya dos décadas, siempre gestionado por la Asociación para la Gestión de la Integración Social (GINSO), y se ha convertido en un referente de las políticas de reinserción de los jóvenes de toda la comunidad que tienen que cumplir medidas judiciales alejados de casa. Un recurso concertado por la Junta con 116 plazas, ordinarias y terapéuticas de salud mental y deshabituación de tóxicos, que se enclava en el norte del Valle del Almanzora, un lugar privilegiado para desarrollar la reintegración social y laboral de menores.
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